miércoles, 7 de octubre de 2009

¡¡¿Placer con Dolor es Goce?!!!

Informe de lectura Sobre: “Hay goces y goces” Autor: Sergio Rodríguez *

A diferencia de lo normal, en el psicoanálisis no se emplean como sinónimos las palabras goce y placer, gracias a los postulados de Lacan, denunciado por otro significante.


Lacan se pregunto sobre el placer, respondiéndose que este es la menor excitación, es lo que hace desaparecer la tensión, alejándose de forma prudencial del goce, donde el placer se vincula con la reducción de una tensión; también se interrogo sobre qué era el goce, respondiéndose que este siempre trabaja en orden a la tensión, del forzamiento. Hay una generalización psicoanalítica donde el goce es siempre dolor, pero no lo es así. Lo que si es irrefutable es que cuando inicia el dolor, el cuerpo se principia a experimentar, a sentir; el dolor es el que nos hace concientes de lo que tenemos y hasta no, órganos, que pasaban inadvertidos sin presencia alguna de dolor y/o sufrimiento.

A veces hay cuerpos en los que se presentan goces que rozan el límite en el que comienza el dolor, dolor subjetivo único, no es el mismo el dolor complaciente entre cuerpo u organismo distintos, teniendo en cuenta que el cuerpo ha sido creado para gozar, gozar de los demás y de si mismo, ya que es imposible no gozar.

Todos sin distinciones, tenemos o tendremos alguna tensión, en algún lugar algún dolor y cuando ese dolor mitigue comenzara el placer, desplazando al goce, goce que se enmarca en el forzamiento, mientras en el placer no hay presencia de fuerza.
Lacan añade a sus teorías un término simbólico / imaginario: hazaña, introduciendo que todos nos creemos héroes de hazañas, particularmente los hombres, los “obsesivos”, es casi un deber, mostrar que podemos siempre más.

Lacan, antes de cuestionar el goce, se centro a cuestionarse sobre el deseo; cuando se planteo el paradigmático concepto del goce reconoce una causa que no es la del deseo, sino del significante, gracias a una explicación humilde: “¿Cómo saber dónde y con qué gozar si no disponemos del significante?”, un significante que designa denominación, un pedazo de cuerpo propio o extraño no se librar del interaccionar del significante, nada se libra; el significante es el que nos designa y aprueba saber qué hacer cuando tenemos un goce, como comenzar, como aguantar, como extenderlo y como darle fin, teniéndose en cuenta que sin llegar a dar final a un goce, el fin más esperado seria la muerte.

El goce es fundamentalmente fálico, ya que cumple con que está limitado por un significante, un pedazo de cuerpo que erecciona y hace sentir placentero a quien interactúa con él, este es el pene, pero el significante es necio; pero de igual forma es quien permite la relación entre pares, la que permite ver y captar la realidad y producir cosas nuevas. Donde se conoce solo el goce de si mismo, el goce del propio cuerpo, se desconoce en forma estrepitosa el goce del otro, se fantasea, se desea o se proyectarían sin número de deseos, es denominado ese goce del Otro como un fantasma neurótico y atribuye a este racismo, guerras, luchas y trifulcas, ya que unos gozan y los otros no, mientras se produce la pregunta del porqué del goce.

También designa el goce del Otro, o goce femenino como el único que no es limitado por el significante, posible más para mujeres que no son histéricas, siendo la histeria un obstáculo para el goce femenil, ya que si permanecen en histeria solo se tendrá goce en su clítoris, pues solo gozan con la presencia del falo. Para el hombre se es necesaria una libidinización total del cuerpo, no reducir su placer en el falo y así llegar a conseguir el ”goce femenino”.



Glosario

Atempera: Algo colocado en el lugar donde se va a consumir para que iguale su temperatura con la de la habitación.





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